Dopo il successo per 2-1 contro il Venezuela di giovedi’, l’Italia chiude la mini tourne’e statunitense con un’altra vittoria, stavolta ai danni dell’Ecuador

New Jersey, 25 marzo 2024 – Si sono visti due incontri ieri pomeriggio, domenica, all’Arena Red Bull di Harrison, New Jersey. Uno era “amichevole” solo di nome, giocato dalle nazionali di Italia ed Ecuador con così acceso agonismo che in certe fasi la partita sembrava già uno spareggio dei Mondiali 2026. Questo primo match l’ha vinto con merito l’Italia 2-0, ma i sudamericani non hanno sfigurato. L’altro incontro si giocava sulla misura della passione per i colori giallo o azzurro, su quanto fosse ancora intensa e travolgente: entrambi i tifosi delle due squadre lo hanno vinto. Lo stadio, a pochi minuti dall’inizio della partita, appariva mezzo vuoto con netta prevalenza di giallo negli spalti, con gli ecuadoriani che cantavano e suonavano festanti. Ma dove erano finiti gli attesi italo-americani? Proprio mentre già suonavano gli inni nazionali, ecco che lo stadio di colpo si colora anche di azzurro, con migliaia di italo-americani del New Jersey e di New York che, forse dopo un lungo pranzo domenicale in famiglia, arrivano appena in tempo mischiandosi alle macchie gialle mentre l’arbitro fischia il calcio d’inizio. Ed ecco che subito sale forte, intenso, incontenibile l’urlo che scuote l’arena: “Italia, Italia, Italia”.

Ora nello stadio di calcio del New Jersey che appare sold-out, si assiste a due emozionanti partite: quella grintosa giocata sul campo dai giocatori, con gli Azzurri che alla fine prevalgono faticando su avversari mai domi; quella sugli spalti, che vincono entrambi i popoli di nazioni di emigranti, che alle squadre che si affrontano sul campo fanno trasmettono un amore da radici ben più profonde della passione per il gioco del calcio. Questa partita dell’amore giocata una domenica d’inizio primavera in un’arena del New Jersey, l’ha sentita forte e bene mister Luciano Spalletti, che in conferenza stampa coglie subito la domanda: si aspettava che le due prove, prima col Venezuela e ora con l’Ecuador, si sarebbero giocate con un pubblico così caloroso? Cosa implicano tra due anni per l’Italia i Mondiali negli USA? “Questa tournée è stata organizzata anche un po’ in previsione futura – ha risposto il ct azzurro – perché la federazione ha tenuto conto di tutto. Sapevamo che avevamo tanto affetto, tanto amore per i nostri emigrati e dai nostri emigrati”. Poi aggiunge: “Siamo venuti ad accettare questo amore, questo abbraccio, questo affetto e siamo stati contenti di far rendere conto in diretta su quello che è l’amore per questa maglia da tutte le parti, e quello che noi dobbiamo restituire a questo amore, perché abbiamo questo dono di poter vestire questa maglia”.

Spalletti, mentre qualcuno scalpita per passare a domande più “tecniche” sul match vittorioso, continua a parlare di amore: “È stato emozionante soprattutto quando siamo arrivati qui a New York e abbiamo sempre avuto gente dentro l’albergo, gente che ci ha seguito passo dopo passo, abbiamo fatto 2000 foto, 2000 autografi a tutti. È stato bellissimo, grazie”. Come si diceva una volta, sarà come giocare con un uomo in più? “Sì, certo, è come avere un calciatore in più per noi, avere tutto questo affetto che vive qui, su questo territorio”, ha risposto Spalletti. Fuori dallo stadio, nei grandi parcheggi. c’erano ancora tantissimi tifosi dell’Ecuador e degli Azzurri, con le famiglie di tre generazioni, nonni e nipoti avvolti nelle loro bandiere tricolori, che si intrattenevano attorno a pietanze tradizionali preparate per l’occasione. Per tutti questi figli e nipoti di chi partì 50 anni fa dall’America Latina o cento dall’Italia, domenica in quell’arena si è giocata, oltre ad una bella partita di calcio, anche la rivincita su una storia d’amore perduta e ritrovata.

Fútbol: Italia-Ecuador, el partido amistoso finaliza 2-0

Después del triunfo por 2-1 contra Venezuela el jueves, Italia cierra la mini gira por Estados Unidos con otra victoria, esta vez contra Ecuador

Nueva Jersey, 25 de marzo de 2024 – Ayer por la tarde, domingo, se vieron dos peleas en el Red Bull Arena de Harrison, Nueva Jersey. Uno fue “amistoso” sólo de nombre, disputado por las selecciones de Italia y Ecuador con una competitividad tan feroz que en determinadas fases el partido ya parecía un repechaje del Mundial de 2026. Este primer partido lo ganó merecidamente Italia 2. -0, pero los sudamericanos no se desfiguraron. El otro partido se jugó por el alcance de la pasión por los colores amarillo o azul, por lo intenso y abrumador que aún era: ambos fanáticos de los dos equipos ganaron. El estadio, a pocos minutos del inicio del partido, apareció medio vacío con un claro predominio del color amarillo en las gradas, con los ecuatorianos cantando y jugando en celebración. Pero ¿dónde se habían ido los esperados italoamericanos? Justo cuando ya sonaban los himnos nacionales, el estadio de repente se tiñó de azul, con miles de italoamericanos de Nueva Jersey y Nueva York que, tal vez después de un largo almuerzo dominical en familia, llegaron justo a tiempo, mezclándose con los puntos amarillos. mientras el árbitro hace sonar el silbato del saque inicial. Y entonces se eleva inmediatamente el grito que sacude la arena, fuerte, intenso, incontenible: “Italia, Italia, Italia”.

Ahora, en el estadio de fútbol de Nueva Jersey, que parece agotado, asistimos a dos partidos emocionantes: el animado disputado en el campo por los jugadores, con los azzurri prevaleciendo al final, luchando contra oponentes que nunca han sido domados; el de las gradas, que ganan ambas poblaciones de naciones emigrantes, que transmiten un amor de raíces mucho más profundas que la pasión por el fútbol a los equipos que se enfrentan en el campo. Este partido de amor disputado un domingo de principios de primavera en un estadio de Nueva Jersey, fue escuchado fuerte y bien por el técnico Luciano Spalletti, quien inmediatamente captó la pregunta en la conferencia de prensa: ¿esperaba las dos pruebas, primero contra Venezuela y ahora? Con Ecuador, ¿habrían jugado con un público tan cálido? ¿Qué significará para Italia el Mundial de Estados Unidos dentro de dos años? “Esta gira también se organizó un poco anticipándose al futuro – respondió el entrenador italiano – porque la federación tuvo todo en cuenta. Sabíamos que teníamos mucho cariño, mucho amor por nuestros emigrantes y por parte de nuestros emigrantes”. Luego agrega: “Vinimos a aceptar este amor, este abrazo, este cariño y estábamos felices de dar cuenta en vivo de lo que es el amor por esta camiseta por todos lados, y lo que debemos devolverle a este amor, porque tenemos este regalo de poder usar esta camiseta”.

Spalletti, aunque algunos están ansiosos por pasar a cuestiones más “técnicas” sobre el partido victorioso, continúa hablando de amor: “Fue emocionante sobre todo cuando llegamos aquí a Nueva York y siempre teníamos gente dentro del hotel, gente que nos seguía “Nosotros paso a paso, tomamos 2000 fotos, 2000 autógrafos para todos. Fue hermoso, gracias”. Como dijeron alguna vez, ¿será como jugar con un hombre más? “Sí, claro, es como tener un futbolista más para nosotros, tener todo este cariño que vive aquí, en este territorio”, respondió Spalletti. Fuera del estadio, en los grandes aparcamientos. Todavía quedaban muchos aficionados del Ecuador y de los Azzurri, con familias de tres generaciones, abuelos y nietos envueltos en sus banderas tricolores, entreteniéndose con platos tradicionales preparados para la ocasión. Para todos estos hijos y nietos de quienes dejaron América Latina hace 50 años o Italia hace cien años, el domingo en ese estadio se jugó, además de un hermoso partido de fútbol, ​​también la venganza de una historia de amor perdida y encontrada.